Desde el primer acorde, "La Casa" invoca una atmósfera envolvente, donde las sombras danzan con las notas, creando un manto melancólico. Arens, hábil en su capacidad para explorar lo desconocido, nos invita a adentrarnos en pasillos sonoros llenos de misterio. Cada pista es un cuadro en la galería de la mente, pintado con tonos oscuros y pinceladas de melancolía. Los elementos del dark ambient se entrelazan magistralmente, construyendo capas de sonidos etéreos que flotan como niebla en la noche. Los susurros electrónicos y los zumbidos profundos se convierten en guías a través de un laberinto de sensaciones. "La Casa" no es simplemente música, es una experiencia sensorial que despierta la imaginación y evoca emociones profundas.